jueves, 11 de junio de 2009

Pruebas de audición en niños.


Cómo y cuándo se debe realizar una prueba de audición a un niño depende de varios factores, entre los que se incluyen la predisposición genética para padecer una discapacidad auditiva y la exposición del niño a ciertos factores de riesgo.

Algunas pruebas auditivas pueden utilizarse con niños de todas las edades, mientras que otras se emplean dependiendo de la edad del niño y el nivel de comprensión.


Pruebas de audición para recién nacidos
Realizar pruebas de audición a recién nacidos antes de que abandonen el hospital o la maternidad es una práctica cada vez más común. Es importante que la pérdida de audición del niño se diagnostique antes de los tres meses de edad. Un bebé con pérdida de audición de nacimiento debería empezar el tratamiento antes de los 6 meses, ya que es una edad clave para el desarrollo del habla y del lenguaje. Los niños cuya pérdida de audición se identifica y se trata de forma temprana suelen alcanzar el mismo nivel de desarrollo que sus compañeros en el momento de empezar la escuela.

Existen fundamentalmente dos pruebas de audición para los recién nacidos. Ambas pruebas son indoloras, duran pocos minutos, y se realizan mejor cuando el bebé está dormido.


 Prueba de emisiones otoacústicas (EOA), en la que se coloca un pequeño micrófono en el oído del bebé. Se envían los sonidos al oído, y se registran los sonidos emitidos por la cóclea en el canal auditivo. Se pueden determinar los umbrales auditivos para ciertas frecuencias analizando las emisiones. Si el bebé tiene pérdida de audición no habrá emisión de sonido.
 Prueba de respuesta auditiva evocada del tronco del encéfalo (BAER), en la que se colocan electrodos en diferentes lugares del cuero cabelludo y el oído. Mientras el niño está en reposo se presenta un estímulo acústico en cada oído mediante auriculares normales o insertados. Un análisis de las ondas auditivas del cerebro revela los umbrales de audición.
Un bebé que no supera las pruebas de audición deberá ser examinado de nuevo para confirmar el resultado y deberá ser evaluado de forma exhaustiva por un audiólogo.


Pruebas de audición para niños de 7 meses a 2 años
Además de las pruebas mencionadas anteriormente, una prueba de audición en niños puede consistir en:
 Prueba de audiometría de comportamiento sencilla que incluye la utilización de estímulos sonoros portátiles que representan diferentes rangos de frecuencia (por ejemplo, un tambor, un sonajero, una campana, etc.). Esta prueba se utiliza para observar el comportamiento del niño en respuesta a ciertos sonidos.
 Prueba del campo sonoro con refuerzos visuales durante los cuales el niño está expuesto a diferentes sonidos a través de altavoces. Se le enseña al niño a girarse hacia la fuente de sonido. Cuando hay respuesta, se “premia” al niño con una imagen visual divertida o un juguete.
Si el niño no supera las pruebas es necesario remitirle a un audiólogo para que lo examine en profundidad.
Prueba de audición para niños de 2 a 3 años
Para examinar la audición de niños de 2 a 3 años se pueden utilizar los siguientes métodos:
 La audiometría condicionada por juego es una prueba con auriculares utilizada con niños pequeños que sean lo suficientemente maduros para tolerar esta estrategia, la cual proporciona información específica sobre la pérdida de audición. La prueba se convierte en un juego y se le pide al niño que haga algo con un juguete (por ejemplo, tocar el juguete) cada vez que oiga un sonido. Esta prueba requiere la participación activa del niño.
Si el niño no supera la prueba auditiva se le debe remitir a un audiólogo para una evaluación exhaustiva.
Prueba de audición en niños mayores
 La timpanometría es una prueba de audición que sirve para determinar el funcionamiento del oído interno del niño. Mediante la transmisión de aire a presión se observa la reacción del tímpano. La movilidad del tímpano se mide con una máquina especial. Esta prueba no determina si el niño oye o no, pero puede detectar si hay cambios de presión en el oído interno. Esta prueba requiere que el niño esté quieto y se emplea normalmente con niños mayores.
El niño que no supera esta prueba de audición debe ser examinado por el audiólogo.

martes, 9 de junio de 2009

El tratamiento de la pérdida auditiva infantil es extremadamente importante.


La discapacidad auditiva en un niño tiene muchas consecuencias negativas, tanto para él como para su familia. La pérdida de audición afecta al desarrollo del lenguaje y el habla, afectando también a la interrelación familiar, que puede ser realmente difícil de sobrellevar para algunas familias. El retraso en desarrollar el habla disminuye la confianza del niño, y puede causar graves consecuencias a la hora de relacionarse con otros niños, y a largo plazo, en su desarrollo educativo.

El tiempo que transcurre desde el nacimiento hasta la edad de cinco años, se considera el periodo óptimo y crítico para adquirir la capacidad del lenguaje. Sin poseer la capacidad para escuchar las conversaciones y sin poder aprender así, el sentido de las palabras y su significado, el aprendizaje del lenguaje se retrasa, a no ser que el niño reciba una atención especial. Se ha demostrado sistemáticamente que incluso niños con una discapacidad auditiva leve, tienen una capacidad reducida a la hora de comprender y utilizar el lenguaje. Esta es la conclusión a la que han llegado varios investigadores.

Los audífonos permiten que los niños con discapacidad auditiva puedan hablar más pronto y por tanto, puedan mejorar el habla, en comparación con niños con pérdida de audición no tratada. En muchos casos, los niños discapacitados auditivos que utilizan audífonos alcanzan un desarrollo del habla casi normal, si se compara con niños sin pérdida auditiva. Los resultados de estos estudios ponen de manifiesto que el tratamiento temprano en la infancia es crucial para adquirir la capacidad del lenguaje.

Un audífono no es la una asistencia que necesita el niño. La creación de un entorno constructivo para el aprendizaje, la intervención de un logopeda, un conocimiento preciso de la pérdida de audición y sus causas, junto con una red de apoyo positiva para el niño, con los padres como centro, contribuye a que se logre un resultado satisfactorio. La combinación de una intervención y ayuda tempranas, y la perseverancia del niño, han proporcionado numerosos ejemplos de niños que han superado las consecuencias negativas de la pérdida de audición.

Tratamiento de la pérdida auditiva.




Algunos tipos de pérdida de audición pueden curarse, otros pueden aliviarse.

La mayoría de las pérdidas de audición conductivas, que se producen en el oído externo y medio, pueden curarse, bien con tratamiento médico o con una intervención quirúrgica. A menudo una pérdida de audición conductiva es temporal, p. ej. debida a la presencia de cerumen. Sin embargo, es importante buscar asistencia médica antes de dañar el oído permanentemente.

La pérdida de audición neurosensorial, sin embargo, no puede curarse, pero los audífonos o un implante coclear pueden ayudar a la persona con deficiencia de audición. La pérdida de audición neurosensorial se debe a problemas en el oído interno y suele producirse principalmente como resultado de un daño en las diminutas células pilosas de la cóclea. Algunos tipos de pérdida de audición neurosensorial son hereditarios.

Si su hijo sufre pérdida de audición neurosensorial, debe ayudarle proporcionándole audífonos. Éstos no restablecen la audición de su hijo, pero le ayudarán a sacar provecho de la mayor parte de su capacidad de audición restante.

Otro método para remediar la pérdida de audición neurosensorial puede ser la utilización de un implante coclear. Se utiliza en algunos casos de pérdida de audición profunda y sordera. Un implante coclear es un dispositivo que transforma el sonido en impulsos electrónicos que se transmiten a la cóclea en el oído interno.




jueves, 4 de junio de 2009

Rehabilitación e Integración.


El proceso que se refiere a la integración de las personas con discapacidad auditiva está determinado por diversos factores que se deben considerar al momento de pensar en la rehabilitación.

Entre estos factores, hay que contemplar el tipo de pérdida, el momento en que ésta se produce, la etapa del desarrollo en que se encuentra la persona y si se trata de personas sordas o hipoacúsicas.

La persona que no presenta restos auditivos se denomina sorda. En este caso, las posibilidades están centradas en la entrega de herramientas para que pueda comunicarse.

Las personas sordas cuentan con un lenguaje común denominado Lengua de Señas.

Su principal característica es que utiliza signos que se expresan con las manos en combinación con la expresión gestual y corporal.

En estas combinaciones se expresa la gramática y la sintaxis propias de esta lengua. El significado dependerá de la forma que adopta la o las manos al realizar el signo, el lugar en que éste se realiza, el movimiento, la orientación de la palma de la mano y la expresión facial o corporal que acompaña el signo.

Se cuenta también con la lectura labial como alternativa de comunicación. Esta opción consiste en interpretar los movimientos que realiza la boca del interlocutor al hablar.

Requiere entrenamiento y tiene un margen de ambigüedad por la dificultad de lograr el seguimiento y exactitud en la interpretación. Depende de la rapidez y gesticulación del emisor del mensaje.

Se suele complementar al lenguaje de señas.

Se considera importante rescatar los restos auditivos, en aquellos niños que los poseen y manifiestan interés en aprovecharlos, como un aspecto que facilitará la adquisición de lenguaje oral.

En este sentido, el acceso a audífonos facilita el proceso.

Estos funcionan como sistema de amplificación que hace perceptibles algunas frecuencias que sin él no son audibles.

De acuerdo a la priorización de ciertos enfoques, existen algunas tendencias esenciales relativas a la integración de las personas con esta discapacidad que surgen especialmente en el ámbito
de la educación:

Bilingüismo: La lengua de señas como lengua principal y la adquisición del español de Chile, en su forma escrita, como segunda lengua y oral cuando el menor presenta potencialidades auditivas
para su desarrollo.

Auditivo Oral: Enfatiza el desarrollo del lenguaje oral a través de la vía auditiva compensada con audífono o implante coclear.

Comunicación Total: En este enfoque se enfatiza la lengua de señas como lengua propia de la comunidad de sordos y la integra a la educación. Valida todas aquellas conductas que facilitan la comunicación: lenguaje oral, dramatización, dibujo, lectura y escritura, audición etc.

El apoyo que brinden los entornos más directos, como el familiar y educativo, determinará en gran medida la calidad del proceso de integración social de las personas con discapacidad auditiva
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